Proyectos

La ayuda económica al Sur del mundo se realiza a través de muchas y diferentes formas concretas de realizar y continuar proyectos que, de diferentes maneras, intentan responder a las necesidades urgentes de comunidades e individuos. Una convicción: el apoyo financiero a distancia no es limosna, sino responsabilidad de todos con respecto a la redistribución equitativa de los bienes de la tierra y su uso.

Se solicita que la contribución financiera al proyecto sostenido, anual y durante un período de tiempo determinado, se acompañe de un estudio cultural en profundidad y un estilo de vida que atraiga el interés del mundo dentro del hogar de todos. El proyecto suele ser comunitario: una clase escolar, un puesto de salud, un grupo de familias … No es algo “individualista” porque está vinculado “a ese niño” o “ese misionero” y no implica ninguna conexión legal, sino que abarca un elemento concreto posibilidad de desarrollo y maduración gracias al contexto comunitario.

El propósito es permitir que aquellos que se benefician de la asignación se vuelvan autosuficientes, a fin de no permitir una renta vitalicia que ciertamente no sea digna. Es una oportunidad para contribuir al compromiso de un misionero y su esfuerzo diario para promover la vida y el viaje de fe de los hermanos del sur del mundo asegurando que, aunque sea lentamente, puedan volverse autónomos. El CMD se compromete, cada seis meses, a comunicar el progreso del proyecto a través de la persona de contacto local del trabajo apoyado.

Elegir un apoyo a distancia es adoptar un estilo de vida, significa abrir horizontes sobre la realidad del sur del mundo para aprender sobre historia, política, economía, cultura y costumbres. Vivir con sobriedad, evitando hacer que lo inútil sea indispensable, usar el propio dinero para crear justicia en el mundo y no explotación, enriquece la vida y la familia con un compromiso a favor de quienes solicitan ser objeto de atención y colaboración.